La Organización Profesional

Cada primer domingo de mes, quiero hablar de aspectos con los que el Organizador Profesional tiene que lidiar. Aspectos que pueden hacer su labor más sencilla, dificultarla o incluso provocar una idea errónea de lo que hace. En este ámbito, mucha gente que requiere ayuda, no la busca por una razón sencilla pero equivocada; el miedo a la crítica, especialmente a su hogar que, estando en cualquier estado de organización, no deja de ser su refugio.

 

El Organizador Profesional es un instructor no un juez

Una norma bajo la que debe regirse todo profesional de la organización, es la apertura de pensamiento. Una mentalidad abierta no solo es deseable, es imprescindible, pues al adentrarse al hogar de una persona, estará mostrándonos su intimidad y su lado vulnerable. Todos como seres humanos lo tenemos. Por eso es importante ser un entrenador de vida, en este caso, en la materia del orden y la funcionalidad. Debemos traer a flote las mejores cualidades del individuo que nos confiere su confianza. Miramos a través de sus pertenencias, su alma desnuda, de ahí que la confidencialidad y la comprensión de su caso, son vitales. No puedo decir que sea un tipo terriblemente religioso, pero si puedo tomar uno de los diez mandamientos y decirme “No juzgarás” cada que tenga entre manos un trabajo de organización. El cliente confía en la tarea se hará de manera profesional. No necesita ser señalado o criticado en sus fallas, sus problemas con el acumulamiento o la posible disfuncionalidad con su entorno. Eso en el fondo lo sabe.

 

Tomar su mano y guiarle a un sitio mejor

Como asesor del orden, se debe enseñar al individuo a mejorar su entorno inmediato, estableciendo sistemas que le funcionen, que le sirvan aún cuando ya no estemos en su compañía. Ordenarle la casa porque se nos paga no es la finalidad; la tarea consiste en llevarle de la mano, guiarle, mostrarle que puede hacer mejor vida si aprende a relacionarse de una manera distinta con su espacio y sus pertenencias. Enseñarle que puede vivir mejor, que puede mejorar su humor, su salud, y sus relaciones familiares poniendo orden.

Hay que hacer un énfasis en el individuo o en todos ellos en caso de ser un espacio compartido. Lo que nos pueda funcionar a nosotros como Organizadores Profesionales, no necesariamente funciona para todos. Recordemos que a diferencia de nosotros, quién no puede organizarse fácilmente carece de nuestras habilidades, por eso, pretender establecer un sistema infalible es delirante, pues al aplicarse el sistema corre el riesgo de colapsar.

Evitar juzgar y ponerse a la altura de cada individuo, educándolo, ayudándolo a que practique y sosteniéndolo cuando haya un retroceso, fomentarán las bases para que nuestro trabajo sea hecho con el más alto estándar, además ayudará a erradicar la idea de que la organización no es para todos. Se vale la crítica constructiva siempre y cuando sea gentil, sin acusaciones.

 

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