Cada país tiene sus tradiciones y festividades; en materia de los difuntos en México celebramos el Día de Muertos, una costumbre que muestra nuestro amor y respeto, por aquellos que se adelantaron en el camino. Estados Unidos tiene el Halloween, Brasil su Dia dos Finados Francia su Fête des morts decorando los sepulcros en los cementerios. Si bien todas cuentan un origen pagano, la Iglesia Católica fue la encargada de sobreponerle un sentido religioso.
Damas catrinas en luto brillanteLa calaca tilica y flaca
Las festividades de Día de Muertos difieren en México
La celebración en México de Día de Muertos, tiene una connotación algo diferente. Viene de una tradición milenaria, en que los pueblos Indígenas Mesoamericanos, aztecas, mayas, purépechas, nahuas, totonacas, celebraban en el noveno mes del calendario solar, la muerte y el renacimiento, con la diosa Mictecacihuátl (Señora de la Muerte) presidiendo las festividades. Con la llegada de los españoles y el cristianismo, las festividades fueron desplazadas para hacerlas coincidir con el día de Todos Los Santos y de Los Fieles Difuntos 1º y 2 de Noviembre respectivamente.
Jugando a recordar a los seres queridosCon el sincretismo cultural, la mezcla de la tradición indígena y al imposición española, sembró la semilla que se fue nutriendo con características da cada región en nuestro territorio. Al día de hoy se ha convertido en varios lugares de México, en una celebración con notas muy particulares, de entre todas destaca la celebración en Michoacán. La celebración de Día de Muertos ha sido distinguida por la UNESCO como Obra Maestra del Patrimonio Oral e Intangible de la Humanidad.
Altar de Muertos en honor a las víctimas de VIH-SIDAMuerte y mexicano, una relación de temor, respeto y burla
El mexicano tiene una particular relación con la muerte; le teme, se burla de ella, la usa como nivelador social, pues al final todos hemos de morir, seamos ricos o pobres, poderosos o no. Una de las manifestaciones tangibles en la celebración, consiste en erigir altares de muertos, con ellos, paga tributo a sus ancestros, los venera, establece un puente espiritual para que al menos en la víspera del Día de Muertos los muertos convivan con los vivos.
El naranja de las flores, las velas y los ornamentos dan calidez al luto La manifestación de dolor, no se esconde con el tamaño de un altar, la idea es darlo a conocer.
Los altares tienen varios componentes, símbolos todos ellos, de nuestro deseo de tener al menos por un momento y en espíritu, a nuestro abuelo, a nuestra madre, a nuestro hijo muerto. Retrato del difunto; cirios o veladoras que formen una cruz señalando los puntos cardinales, así el difunto se puede orientar; la flor de cempasúchil, de color naranja que simboliza al sol, suele regarse a manera de camino; cruz de tierra que recuerda que somos polvo y en eso nos convertiremos; incienso, copal o infusiones para atraer al difunto por medio del olor; papel picado como ornamentación. Además es costumbre colocar agua y sal junto a los platillos y bebidas fuertes que el difunto gustara, pues la celebración es por él. No podemos olvidar el papel picado en colores brillantes, aunque predominan el naranja y el morado, este último por su simbolismo con lo sagrado y místico.
Ofrenda para los muertos, cura para los vivos. Papel de china al vuelo, calado con calaveras, de naranja otoñal y morado sagradoSe complementa con prendas, símbolos religiosos y algunas golosinas propias de la temporada, como la calabaza enmielada, las calaveritas de azúcar y el pan de muertos. Estos dos últimos por la costumbre entre los indígenas de conservar los cráneos y huesos de los caídos en combate como trofeos.
Dulce parca, hecha de azúcar, tarda en venir y no lo hagas por mi Una dulce manera de ver la muerte La muerte nos agarra desprevenidos, pero no mal comidos Las penas con pan son buenas
Aunque suene morbosa, la celebración de Día de Muertos es más que solo muerte, se trata de celebrar en vida a los ausentes, pero más importante, sirve para darnos cuenta que para allá vamos todos, porque polvo somos y en polvo nos convertiremos, pero mientras eso suceda, el muerto al pozo y el vivo al gozo. Además, siendo realistas el mexicano, ama burlarse de todo, tal vez por eso, La Catrina y los trabajos de José Guadalupe Posada se han convertido en estandarte de la mofa, tanto política como de la vida cotidiana.
Para que la flor no se muera, ha de ser flor de papelNacho Eguiarte – Organizador Profesional y Blogger en NACHOrganiza